martes, 26 de octubre de 2010

La sexualidad en el embarazo

El tema de la sexualidad en el embarazo está rodeado de mitos, prejuicios, fantasías y miedos infundados debido a la ignorancia o poca información que se posee. Muchas de estas creencias alteran la vida de la pareja durante el embarazo, por eso es muy importante poder eliminar las mismas. Para esto es primordial conocer que el embarazo es una etapa de reacomodación de una nueva situación que genera sentimientos y actitudes que pueden producir tanto en la mujer como en el hombre, cambios psicológicos y físicos.
Numerosas veces las futuras mamás no son tomadas en cuenta como seres con necesidades sexuales y es por ello que muchos médicos no hablan de sexo con sus pacientes durante el embarazo si éstas no preguntan. No obstante, el sexo es una parte muy importante y sumamente natural en el embarazo.
En este artículo me voy a referir a la sexualidad en el embarazo planificado y en parejas armónicas, ya que merece otro apartado la sexualidad en embarazos accidentales, embarazos con fertilidad asistida o embarazos donde la pareja está en conflicto como así la sexualidad después del parto (en el puerperio).
La sexualidad forma parte de los cambios que se generan en el embarazo.
En el primer trimestre, el cansancio, las náuseas y los vómitos producidos por el desajuste metabólico, pueden disminuir el deseo sexual tanto de la mujer como del hombre. En este período la energía es puesta sobre sí misma, provocando conductas de aislamiento y retracción.
El aumento de la sensibilidad de las mamas hace que, un estímulo que antes resultaba placentero, ahora sea desagradable o al contrario, puede aumentar la excitación.
Algunas mujeres disfrutan del sexo enseguida que saben que están embarazadas, ya que pueden entregarse más libremente al no tener que ocuparse ni de cuidarse y de intentar embarazarse.
En el segundo trimestre cuando la mujer comienza a estabilizarse orgánica y anímicamente, el deseo recupera su frecuencia usual. Este trimestre es más confortable y relajado a nivel sexual, por lo que desaparecen muchos de los síntomas molestos del trimestre anterior y el temor a la pérdida del embarazo que pesa mucho al inicio de la gestación.
En los órganos genitales de la mujer, hay más irrigación a causa de la marcada vasocongestión mamaria y pelviana disparada por el embarazo, lo que puede producir sensaciones dolorosas o intensamente placenteras debido al estado de excitación fisiológica por el que atraviesa. Por estas razones los orgasmos son más fuertes y fáciles de lograr.
El cuello uterino se encuentra más vascularizado y predispuesto a sangrar por el coito.
Durante el orgasmo, el útero puede presentar contracciones por lo que puede provocar situaciones de desconcierto y temor de dañar al feto, por lo cual algunas parejas disminuyen su deseo.
Como la panza está tomando mucho espacio y el cuello del útero es más bajo y abierto, hay que modificar las posiciones de las relaciones sexuales.
La excitación comienza a disminuir progresivamente a medida que progresa el embarazo. Debido a la congestión de la vagina, la vulva y el clítoris, que aumenta en la mitad de este período, las sensaciones placenteras disminuyen.
A causa de los cambios corporales, la mujer se puede sentir menos o más deseable y puede disminuir su deseo sexual.
En el tercer trimestre muchas mujeres sienten que están perdiendo el control de su propio cuerpo, y se origina una actitud ambivalente entre la certeza de que el embarazo no corre riesgos, lo cual permite a la pareja desenvolverse con mayor naturalidad e incrementando su deseo y la cercanía del parto que, al aumentar la ansiedad puede disminuir el deseo sexual.
En cuanto al hombre, hay algunos que sienten rechazo por miedo a dañar el bebé o por considerar a los cambios como deformaciones y hay que otros que se erotizan con la imagen de su mujer embarazada. Otros hombres ven a su mujer más como madre que como amante lo que muchas veces hace que disminuya el deseo.
Para terminar, quiero destacar que cada mujer atraviesa el embarazo de una manera particular y distinta a las demás mujeres y cada embarazo cursa en una misma mujer de un modo diferente.

Es de suma importancia en este período la comunicación sexual en la pareja para poder eliminar temores, ponerse en el lugar del otro y poder superar limitaciones reales o imaginarias.